Talleres Interactivos Para Padres

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Que tan  importante es para la mujer poder llegar a tener un hijo  tener a alguien a quien cuidar, alimentar,  y formar igual o mejor que nosotros mismos , a veces  a la gente no le interesan esos niños maltratados o aquellos que son abandonados por madres  inhumanas que sólo por el interés de  atraer con ellas a un hombre o por algún error de ellas mismas  los alejan de su vida  sin pensar, así que  existen mujeres que darían todo por llegar a sentir una vida dentro de ellas.  Ya que para el hombre puede no llegar a representar nada de inicio ya que ellos siendo  algo fríos no se llegan a percatar del amor que se inicia con la noticia de ser mamá  es por esto que debemos de dar todo por nuestros niños  colaborando así en su educación  e inculcándoles   toda la fuerza y el amor para que ellos mismos salgan adelante y así a su  vez con el pasar del tiempo sean ellos quien nos cuiden hoy y siempre.  

Una actitud comprometida de los padres es decisiva para sus hijos. Asistir a reuniones y entrevistas con los profesores y los profesionales de apoyo de los establecimientos educacionales, son actividades de la mayor relevancia. Tienen que ser una prioridad en la agenda de padres y madres durante todo el año escolar.

La crianza de un hijo, es crear un clima y condiciones suficientemente favorables, para que pueda desarrollar su subjetividad, es decir, llegar a sentirse dueño de su vida y su futuro, pudiendo al mismo tiempo ser responsable del cuidado de si mismo.

No hay nada sentido como tan natural y sin embargo tan difícil como criar a un hijo. En nuestra cultura se le da muy poco lugar a la ternura y es uno de los ingredientes básicos de una buena relación.

Sin embargo, muchas veces se confunde la enseñanza de las reglas del buen comportamiento y la incorporación de conocimientos (educación formal) con una crianza que favorezca el desarrollo pleno de la subjetividad y la posibilidad de sentir y expresar afecto.

 Dicho de un modo más sencillo, lo importante es que se posibilite la adquisición de uno de los logros fundamentales para la existencia: el desarrollo de la propia identidad; junto con la confianza en uno mismo y el deseo propio.

 Educar solo pensando en lo mental y lo correcto, arma personas compulsivas, educar pensando en la ternura estimula el deseo de querer conocer, eso estimula el estudio, promueve sentirse querido por los padres y así se genera el deseo de querer sentirse bien y por eso poder llegar a querer cuidarse a sí mismo.

Hay que entender que la vitalidad no se genera por imposición “de lo que se debe hacer”, sino por la vivencia de placer, de ternura y del compartir. Estos elementos permiten poder crecer como persona y tener un proyecto propio, ponen en marcha las herramientas internas.

  Pero estas herramientas no son dadas por los padres, cada uno las tiene de modo potencial, como las semillas de una planta que deben ser regadas para que germinen y crezcan. Los padres pueden facilitar el desarrollo de dichas herramientas, con un entorno suficientemente propicio, captando la singularidad de cada uno.

Recuerdo una familia que se caracterizaba por su desesperanza, esto traía aparejado que nunca pudieran sostener proyectos, aunque ellos no relacionaban la desesperanza con esta imposibilidad. Sin darse cuenta, trasmitían a sus hijos una desconfianza en las motivaciones personales.

 La tarea de ser padres tiene que ver con involucrarse emocionalmente con ese hijo, tener empatía, adaptarse a sus necesidades y sus tiempos (esto no significa aguantar cualquier cosa), tener autoridad para marcar un rumbo, y respetar la autoridad del niño que va experimentando, hasta que poco a poco, pueda comenzar a decidir el suyo. Primero lo hará con su cuerpo y sus juguetes y luego se irá ampliando su radio de acción. Las dificultades surgen cuando los adultos encargados de la crianza de los niños no tienen muy claras sus propias ideas por sus vivencias infantiles

Educar no es fácil y en muchas de las veces no sentimos que estemos preparados para ello o que lo hagamos bien. Nadie nos enseña a ser padres. A veces nos sentimos desorientados y si los cuidados básicos como la alimentación, higiene y salud ya nos exigen una energía tremenda, aun nos queda la educación moral, social, emocional e favorecer el desarrollo de todas las potencialidades de nuestros pequeños.

El problema surge porque nuestros hijos no son  robots que se pueden programar con un chip educativo de cómo comportarse.

Educar nos pide dedicación, coherencia, cariño, amor y esfuerzo tanto por parte de padres como por parte de los  niños, es un trabajo en equipo.

Dada la complejidad del mundo actual, los padres sufrimos exigencias y presiones sociales por el deber de educar a nuestros hijos y constatamos que para educar no basta el sentido común y la escuela, descubrimos que también necesitamos educarnos para educar.

En este espacio lúdico pedagógico podremos intercambiar experiencias, pensar en común y buscar salidas a los problemas por los cuales están pasando nuestros hijos.

Exploración de alternativas
A través de su escuchar reflexivo los niños pueden esclarecer sus sentimientos, y considerar un problema de una forma más racional, a veces pueden descubrir sus propias soluciones simplemente siendo escuchados por un adulto comprensivo, pueden descubrir una solución mientras o después de ser escuchados; los niños necesitarán ayuda para considerar varios caminos a seguir. Los adultos sensibles pueden ayudarlos a explorar diferentes alternativas y a escoger soluciones que tenga mejor sentido para ellos. El dar consejos como “Haz esto”, “Yo creo que deberías”, no es ayudar al niño, por las siguientes razones:

1. El consejo nos ayuda a que los niños aprendan a resolver sus propios problemas, los invita a depender de usted.
2. Muchos niños se resisten a seguir el consejo, ya sea porque son escépticos a los resultados, o porque no quieren hacer lo que usted les diga.
3. Si su consejo no funciona, advine quiñen es el responsable.
Ayudar al niño a explorar las alternativas de una situación, significa ayudarle a identificar y a considerar las posibilidades existentes para resolver el problema. Los pasos de la exploración de alternativas son:
1. ESCUCHE REFLEXIVAMENTE PARA COMPRENDER Y CLARIFICAR LOS SENTIMIENTOS DEL NIÑO: “Estás bien”.
2. EXPLORE ALTERNATIVAS A TRAVÉS DEL TORBELLINO DE IDEAS.
“¿Quisieras revisar algunas cosas que pudiéramos hacer con respecto a eso?”
“Si estás interesado en llevarte mejor con tu maestra, ¿cuáles son algunas de las cosas que pudieras hacer?”
Obtenga del niño tantas ideas como sea posible.
3. AYÚDELO A ESCOGER UNA SOLUCIÓN:
Ayúdelo a evaluar varias posibilidades. “¿Cuál idea crees que sea la mejor?”
4. DISCUTA LOS PROBABLES RESULTADOS DE LA DECISIÓN:
“¿Qué crees tú que sucederá si haces eso?”
5. OBTENGA UN COMPROMISO:
“¿Qué has decidido hacer?”
“¿Cuándo vas a hacer eso?”
6. PLANIFIQUE UN TIEMPO DE EVALUACIÓN:
“¿Durante cuánto tiempo harás esto?”
“¿Cuándo debemos discutir esto nuevamente?”
Tenga cuidado de no explorar alternativas, demasiado rápidamente. Si se apresura, el niño puede no estar listo, en ocasiones usted deberá retroceder y limitarse a reflejar los sentimientos del niño hasta que esté listo para proseguir con la exploración de alternativas. Habrá muchos momentos en que él no podrá generar ideas plausibles, debido a la falta e experiencia. Reduzca las sugerencias a un mínimo, de tal manera que él no dependa de las ideas de usted; no se precipite en usar la exploración de alternativas; de otra manera, su hijo puede pensar que usted está tratando de manipularlo, debe hacer una comunicación abierta para que la exploración de alternativas sea eficaz.
El concepto de la propiedad del problema (¿De quién es el problema?)
El problema es usted con su hijo, antes de examinar las opciones abiertas para usted, considere la cuestión de la propiedad del problema: simplemente pregunte: “¿De quién es el problema?” “¿Quién está experimentado dificultades con quién?”, “ ¿De quién son los propósitos que nos se están cumpliendo”
El Dr. Thomas Gordon, define la propiedad del problema de la siguiente manera:
1. El niño tiene un problema porque se siente contrariado al no satisfacer una necesidad. No es el problema de los padres, porque el comportamiento del niño no interfiere de ninguna manera con ellos, por lo tanto el problema es del niño.
2. El niño al satisfacer sus propias necesidades no está contratado y su comportamiento no está interferido con los padres: por lo tanto, no existe ningún problema en la relación de ellos.
3. El niño está satisfaciendo sus necesidades no está contrariado, pero su comportamiento es un problema para sus padres porque está interfiriendo con ellos, ahora el problema lo tienen los padres.
Una vez que usted determine de quién es el problema, ya puede actuar. Si el problema es su hijo, usted puede decidir (dependiendo de la situación) escuchar, explorar alternativas, o permitir al niño enfrentarse a las consecuencias con independencia. Si el problema es usted, existen diversos caminos a seguir.
Mensajes-yo
Para influir sobre su hijo usted debe ser capaz de comunicarse d manera tal que él entienda sus sentimientos, ideas e indicaciones. Lo padres a veces crean condiciones que evitan a los hijos a no escucharlos. Por ejemplo: cuando hablamos sin esperar ser escuchados, estamos entrenando a nuestros hijos a tener “sordera de padres”. Si esperamos que nuestros hijos nos tomen enserio solamente cuando les hacemos saber que “realmente hablamos enserio”, los estamos entrenando a que no nos escuchen en otras oportunidades. Si la relación de padre e hijo está basada en el respeto mutuo, una manifestación de enojo en ocasiones puede “aclarar las cosas”, mejorando así la comunicación, pero si la relación no está sólidamente fundamentada; (por ejemplo: si padre e hijo tienen conflictos frecuentes), el uso del enojo puede hacer más daño aún. Si su relación con su hijo se encuentra en está última categoría, considere hacer lo siguiente:
1. Sea consiente de los propósitos de su enojo
2. Busque otra alternativa y no el uso del enojo como una manera de relacionarse con su hijo.
Construcción de mensajes-yo
Antes de manifestarle al niño los sentimientos de desagrado suyos, considere lo siguiente: por lo general no es el comportamiento del niño en si lo que lo moleste a usted, sino más bien las consecuencias que dice comportamiento le ocasionan, cómo interfieren con sus necesidades o con sus derechos. Si el comportamiento del niño no produjese estas consecuencias probablemente usted no se sentiría molesto (a menos que se trate de algo dañino o peligroso).
Queremos resaltar las consecuencias del comportamiento en lugar el comportamiento en sí mismo. Un mensaje-yo generalmente consta de tres partes. Puede construirse siguiendo los siguientes pasos:
1. Describa el comportamiento que interfiere con usted. (Simplemente describa; no acuse). “cuando no llamas, o no regresas a casa después del colegio…
2. Establezca sus sentimientos con respecto a las consecuencias que el comportamiento produzca… me preocupa que algo te pueda haber pasado…
3. Establezca la consecuencia:
“… porque no sé onde estás”.
En resumen, un mensaje-yo generalmente se refiere a tres elementos de una situación:
1. Comportamiento
2. Sentimiento
3. Consecuencia
Una simple fórmula, o procedimiento, es útil para construir muchos menajes-yo. Piense en cómo formar un mensaje-yo usando las siguientes frases:
1. Cuando tú… (establezca el comportamiento).
2. Yo siento… (establezca el sentimiento).
3. Porque… (establezca la consecuencia).
La construcción de un mensaje-yo depende de la situación, lo más importante es recordar que este tipo e mensaje se centra en el padre, no en el niño, y que no culpa ni acusa a nadie.
Comunicando a los niños que los valoramos y los respetamos
El tipo e comunicación que buscamos surge de una relación en la cual el niño e siente respetado, también depende el momento apropiado. Apropiado para una conversación amistosa, y trate de no hablar en medio de un conflicto o de una pelea.; en esos momentos es preferible retirarse del conflicto, manteniendo el respeto mutuo. La comunicación basada en el respeto mutuo también requiere la disposición para admitir los límites de sus conocimientos, aceptar que usted no tiene todas las respuestas. Si usted no puede contestar una pregunta de su hijo, no trate de inventar la respuesta, en lugar de eso, invítelo a buscar la respuesta con usted; los niños saben muy bien cuándo pueden creer en sus padres, y se sienten incómodos cuando éstos tratan de engañarlos, o aparentan que saben algo que en realidad desconocen. El ser sarcástico y el ridiculizar no solamente hacen tensa la comunicación sino que son destructivos para las relaciones humanas, los niños deben sentirse libres de expresar sus sentimientos sin tenemos a ser humillados, cuando los padres establecen un clima libre de temor, sus hijos son capaces de revelar sus sentimientos.

Para mantener una comunicación satisfactoria con su hijo, ésta tiene que ser eficaz. Para que le sea más fácil a ellos comunicarse con usted, debe convencerlos de que tiene mucho interés en escucharlos. Si la mayoría de los padres trataran a los hijos igual que tratan a sus amigos, las relaciones mejorarían mucho, y al contrario, si trataran a sus amigos como tratan a sus hijos, las relaciones de amistad se deteriorarían. Piense en las maneras que le gustaría a usted que las personas respondieran cuando se encuentra abrumado. A veces le gustaría quedarse solo, otras, le gustaría que alguien lo escuchara y que tratara de comprender y de aceptar sus sentimientos ¿No podría ser que su hijo necesitase las mismas consideraciones?
Diferentes maneras de reaccionar cuando nuestros hijos manifiestan sus sentimientos
Muchos de nosotros hemos aprendido que los sentimientos de ira, de desilusión y de temor no deben ser manifestados, ni expresados. Consecuentemente, muchos de nosotros no sabemos cómo manejar estos sentimientos cuando nuestros hijos los manifiestan; en nuestra torpeza, respondemos en términos semejantes a los siguientes:
• Comandante en jefe
El padre que juega el papel de “Comandante en jefe esta interesado en mantener las cosas bajo control. Ordenes y amenazas son algunos de los instrumentos que emplea el “Comandante” para mantener el control.
• El moralista
El “moralista” es un “deberías. “Deberías hacer esto”, “No deberías hacer aquello” etc., eso es lo que predica este padre. El “moralista” está muy preocupado porque su hijo tenga los sentimientos “apropiados”.
• El sabelotodo
El padre que juega este papel trata de demostrarle a su hijo que los adultos han recorrido el largo camino de lavia por mucho tiempo, y han acumulado la mayoría de las respuestas. Este padre sermonea, aconseja, hace llamado a la razón de su hijo, y trata de mostrar cuán superior es él como padre.
• El juez
Este padre ha culpado a su hijo sin un juicio. Trata siempre de probar que es el que tiene la razón y que su hijo está siempre equivocado.
• El critico
Al igual que el juez, que el moralista y que el sabelotodo, el padre que juega este papel, está interesado en tener la razón, pero el “crítico” usa la ridiculización, el dar apodos, el sarcasmo, la ironía, o los chismes, para humillar al niño.
• El psicólogo
El “psicólogo” trata e analizar el problema. Con la mejor de las intenciones este padre quiere oír todos los detalles, para poder estar en una mejor posición para resolver los problemas del niño. El psicólogo pregunta, analiza y diagnostica.
• El consolador
El padre que juega este papel intenta excusarse para no involucrarse, trata de tomar los sentimientos del hijo a la ligera. El simplemente lo alienta, le da una palmadita en la espalda, y pretende que todo está bien cuando en realidad no lo esta. Éstas son las respuestas del padre a las preocupaciones y a las ansiedades del niño. Aunque nuestras críticas a estos papeles son fuertes, queremos enfatizar el hecho de que los padres que actúan así no lo hacen maliciosamente, sino llenos de las mejores intenciones.

Cómo volverse un oyente eficaz
El tipo de comunicación que pretendemos establecer aquí está basado en el respeto mutuo. El “respeto mutuo” significa que tanto los hijos como los padres se permitan expresar honestamente sus creencias y sus sentimientos, sin temor de ser rechazados. Usted puede no estar de acuerdo con sus hijos, pero puede mostrarles que acepta sus sentimientos, y lo muestra a través de su tono de voz y de las palabras que utilice. Para volverse un oyente eficaz se requiere concentración; implica establecer un contacto visual y una determinada postura que diga “Estoy escuchando”. A veces el escuchar eficazmente nos exige callar, otras veces nos exige contestar.
Escuchar reflexivamente
Escuchar a nuestros hijos significa hacerles saber que reconocemos los sentimientos que están detrás de lo que dicen y de lo que no dicen, sabemos que la persona que está turbada o contrariada tiende a perder la perspectiva de las cosas. Escuchar reflexivamente implica comprender lo que el niño siente, lo que quiere dar a entender y después expresar este significado de tal manera que el niño se sienta comprendido y aceptado, es como una especie despejo para que el niño se vea a sí mismo con más claridad. La comunicación entre personas puede ser descrita en términos de respuestas abiertas y respuestas cerradas. La respuesta cerrada es aquella que indica que el oyente no ha escuchado ni comprendido lo dicho, estás tienden a cortar la comunicación. La respuesta abierta es la que indica que el oyente ha escuchado lo que la otra persona le ha dicho. Una respuesta abierta refleja el mensaje del que habla de manera que indica que el oyente ha escuchado y comprendido los sentimientos que están detrás de las palabras. El escuchar reflexivamente significa que debemos respuestas abiertas que reflejen los sentimientos del niño y sus significados, requiere ser sensible a una gran variedad e sentimientos, y tener la habilidad de expresarlos, no implica juicio; por lo tanto, estimula al niño a sentirse escuchado y a continuar hablando.
El proceso de comunicación puede ser verbal o no verbal. Nuestras acciones, expresiones faciales y tono de voz, comunican si estamos sin palabras a través de una sonrisa, frunciendo el ceño, acariciando la espalda etc. El decidir silenciosamente no sobreproteger, regañar o interferir, comunica aceptación al responder, sin juzgar, aceptamos los sentimientos del niño y sus significados, ya sea con palabras o sin ellas, fortalecemos la percepción apreciativa del niño y la comunicación.
Respondiendo a mensajes sin palabras
Uno no puede captar el significado de una mirada sombría, de una sonrisa amplía, o de una cara llorosa, simplemente escuchando. El comportamiento expresa el significado, y a menudo. Lo hace más claramente que las palabras, uno debe de aprender a captar el significado del comportamiento del niño, sintonizando algo más que simplemente las palabras.
Comentarios típicos de los padres
Algunos padres son escépticos cuando comienzan a aprender lo relacionado con el escuchar reflexivamente. Los comentarios típicos son:

a) ¿Por qué repetirle al niño las palabras que él ha dicho?
El escuchar reflexivamente no es simplemente repetir como un loro las palabras del niño. Es más bien una manera indicativa que usted está tratando de comprender los sentimientos y el significado del mensaje del niño; cuando usted capta un sentimiento y lo refleja, el niño sabe que usted lo entiende.
b) “No me gusta detenerme a pensar antes de dar una respuesta”Si usted esta satisfecho con la comunicación que tiene con sus hijos, quizás no necesite aprender a escuchar reflexivamente lleva a una “mala comunicación”. Las respuestas impulsivas por lo general refuerzan los objetivos errados del niño, los padres impulsivos son fácilmente manipulados por sus hijos porque hacen exactamente lo que los niños esperan.
c) “Me siento tonto diciendo cosas así”Podemos decir que cualquier comportamiento nuevo es incomodo. Usted ha usado su patrón actual de respuestas por mucho tiempo; es difícil cambiar, aprender nuevas respuestas es igual que aprender cualquier nueva habilidad. Cuando uno prueba por primera vez cómo agarrar correctamente una raqueta de tenis o un bate de pelota, parece extraño y poco natural. De igual manera comenzará a serle natural a medida que se dé cuenta de cómo el escuchar reflexivamente mejora las relaciones entre usted y su hijo.
Lo que responden los niños cuando los padres comienzan a escucharlos reflexivamente
Espere una reacción de sorpresa e parte de su hijo antes sus primero intentos. El niño podrá parecer sorprendido y reconocer su afirmación con un:”Sí, eso es verdad”, y luego irse. Es importante no forzar al niño a compartir sus sentimientos, él es libre de aceptar o rechazar sus ofrecimientos e ayuda; no se desanime si no responde inmediatamente. Los niños no siempre resuelven sus problemas con escuchar reflexivamente, muchas veces la paciencia de usted y sus esfuerzos por ayudarlos a ver los problemas más claramente, los capacita para resolverlos por su propia cuanta, sin necesidad de aplicar el escuchar. No se preocupe por escuchar reflexivamente de forma “perfecta” de inmediato, no tiene que hacerlo perfectamente; si usted es sincero tratando de comprender, pero no identifica correctamente el sentimiento, el niño se lo hará saber, y usted puede probar nuevamente. Tampoco se rinda si el escuchar no funciona enseguida, usted no puede esperar que éste, ni ningún otro cambio de comportamiento funcione inmediatamente. El comportamiento suyo refuerza los objetivos de sus hijos, ellos pueden no estar dispuestos a cambiar su comportamiento simplemente porque usted haya cambiado el suyo. Les tomará tiempo darse cuenta que los patrones de comportamiento viejos ya no funcionan. Recuerde: Práctica, más paciencia, es igual a progreso.
Lista de palabras que reflejan sentimientos
Los padres a menudo tienen dificultad para encontrar palabras que expresen sentimientos. Con el objetivo de ayudarle, hemos elaborado una lista de “palabras de sentimientos”. Mire si tiene alguna más que añadir.

Palabras que reflejan sentimientos de “disgustos” Nota: No abuse de palabra “disgusto”. Responder frecuentemente “Estás disgustado” puede comunicar que usted no comprende. Sea especifico en sus respuestas.

Acusado Odiado Triste
Bravo Inadecuado Cobarde
Desanimado Incapaz Culpable
Vencido Preocupado Herido
Difícil Temeroso Fastidiado
Injusto Deprimido Infeliz
Miedoso Abandonado Estúpido
Desilusionado Miserable Dudoso
Ansioso Humillado Aturdido
Con ganas de vengarte Rechazado Irrespetuoso
Con ganas de rendirse Desesperanzado

Palabras que reflejan sentimientos de “alegría”Apreciado Premiado Respetado
Cómodo Feliz Confiado
Excitado Bueno Dicha
Contento Mejor Estimulado
Disfrutando Alegre Amado
Agradecido Satisfecho Bien
Felicidad Orgulloso Capacitado
Aceptado Honrado Magnífico
Capaz Estupendo Honestidad

Uno de los medios más importantes para mejorar las relaciones entre padres e hijos es la estimulación. La estimulación es el proceso mediante el cual usted enfoca las cualidades y potencialidades e sus hijos para ayudarlos a desarrollar confianza en si mismos y la autoestimación, los padre que estimulan a sus hijos los ayudan a aprender de sus errores y a aceptarlos. En familias autocráticas los niños adquieren el sentido de su propio valor aceptando premios y castigo de aquellos que están en posición de poder, crecen bajo la influencia de la estimulación.
Ayudar a sus hijos a construir sus sentimientos de autoestimación puede exigir que usted cambie su estilo de comunicación usual y sus patrones de comportamiento. En lugar de enfocar los errores de los niños, señale todo aquello que ellos hacen bien, y que a usted reproduce satisfacción y agrado.
A menudo en las relaciones cotidianas con nuestros hijos, nuestros ideales no coinciden con nuestras honestas intenciones, y hay razones para ello; en general, nos desanimamos de nosotros mismos y desanimamos a lo hijos.
Los padres que deciden convertirse en personas más estimulantes deberán primero, eliminar las siguientes actitudes y reacciones:
Expectativas negativas
Las fuerzas más poderosas en las relaciones humanas son las expectativas. Ellas se comunican a través de las palabras y de los gestos. Los niños sienten interiormente las expectativas de los adultos, esto es las hacen suyas. Por ejemplo, cuando creemos que un niño no va a tener éxito en una tarea difícil, de una u otra manea se lo comunicamos. Entonces el niño comienza a dudar de sus habilidades y se comporta de la manera que esperábamos: fracasa.
Objetivos desproporcionados por ser demasiado altos
Establecemos objetivos que es imposible que nuestros hijos alcancen: esperamos que sus dormitorios estén muy ordenados y limpios: que cada cabello de su cabeza esté en su sitio: deben hacer bien todos los esfuerzos que son muy importantes para nosotros: las tareas escolares, las clases de piano, el coro, el fútbol, etc. Siempre decimos que esperamos que estén mejor la próxima vez, y les hacemos saber que, por bien que hayan estado, nunca lo han hecho también como pudo haber sido. Esperamos que hagan las cosas por encima de sus edades y de sus capacidades.
Incitación a la competencia entre hermanos
Usualmente no nos damos cuenta de que incitamos la competencia entre nuestros hijos. Elogiamos al que tiene éxito, mientras ignoramos o censuramos al que no lo tiene. Las comparaciones pueden ser expresadas en forma no verbal: un gesto, una expresión facial, pueden da inicio a la competencia en forma tan efectiva como un comentario abierto, la competencia entre hermanos afecta sus habilidades y sus potencialidades, así como sus deficiencias. Con frecuencia un hijo se hace bueno en algo que su hermano no puede hacer bien. Este mismo hijo puede decidir no tratar de hacer las cosas que otro hermana hace bien, por el tenemos de no tener éxito. En efecto como los niños están compitiendo, a menudo ocurre un cambio definitivo; a media que usted trabaja en la estimulación de todos sus hijos, disminuirá la competencia entre ellos, se volverán más cooperativos y menos propensos a lograr un puesto a expensas de otro.
Demasiada ambición
Los padres con demasiada ambición desean se los mejores padres del mundo. Para lograr esto, insiste en que sus hijos sean excelentes. Esta actitud puede influir para que los hijos traten e no hacer nada a menos que estén seguros de éxito, y de que lo harán perfectamente. Evitarán aquellas tareas en las que vean un posible fracaso. En los hogares donde padres e hijos son demasiados ambiciosos, no existe el coraje de ser imperfecto. Po otro lado, algunos padres se preocupan cuando los niños participan solamente si pueden ser los mejores, estos padres pueden desear exteriormente que los niños no tuviesen esta actitud, pero, sin embargo, hacen comentarios como: “podrías hacerlo mejor si lo quisieras” o “sigue tratando”. Esto comentarios implican que valorizan a sus niño solamente cuando tienen éxito; de este modo, los padres ambiciosos están comunicando implícitamente a su hijo que no s lo suficientemente bueno.

Comportamiento Inconsistente
Muchos padres creen que pueden tener derechos y privilegios que a su vez niegan a sus hijos, la madre les ordena que recojan sus pertenencias de la sala, pero ella ha dejado los papeles e su trabajo regaos en ese lugar. El padre se queja de que trabaja mucho por él día y que no deben pedirle que colabore en los quehaceres de la casa, pero exige que los hijos lo hagan después de venir el colegio.
Los niños reconocen los deberes y privilegios socialmente establecidos, tales como cierta edad para conducir el automóvil, pero cuando los padres e conceden derechos y privilegios que les niegan a sus hijos, esto les indica que ellos son subestimados en la familia.
Los padres que desean superar estas actitudes poco estimulantes, deben tener la suficiente voluntad para obligarse a seguir las siguientes actitudes:
Aceptar a sus hijos tal y como ellos son, no como pudieran ser
Si queremos que nuestros hijos se aprecien a sí mismos como personas valiosas, debemos aceptarlos sinceramente tal y como ellos son, con todas sus imperfecciones; muchos padres creen que la manera de ayudarnos a mejorar, es fijándose en sus errores. Estamos convencidos de que estimamos a nuestros hijos y a veces se lo decimos, pero a menudo nuestros actos contradicen nuestras palabras. Les decimos que son una maravilla y luego, cuando no llenan nuestras expectativas, les manifestamos insatisfacción, debemos aprender a separar el hecho de quien lo hace. Los hijos no siempre se desenvuelven de la manera que nos gustaría.
• Ignorar los chismes
El prestar atención a los chismes tiene un efecto muy desalentador en los niños, ellos se valen de los chismes para aparentar ser buenos o para vengarse. Los chismosos llevan a cabo sus propósitos empleados s última arma: los padres; triunfan cuando el culpable es descubierto. Cuando los padres permiten que se les utilice en esta forma, están invitando a la “victima” a que use el mismo procedimiento la próxima vez.
Algunos padres se oponen a poner coto a la chismografía, tienen miedo a que sus hijos no les cuenten nada cuando alguien haga algo peligroso o dañino, los niños saben la diferencia entre el chisme y la información que se da a lo padres cuando alguien hace algo dañino o peligroso. Si el niño está involucrado en algo peligroso, recuerde este principio: ocúpese de la situación y no del ofensor.
Sea positivo
Después que los padres reconocen cómo ciertas creencias y actitudes encubren las intenciones de estimular a sus hijos, también deben estar alertas sobre cuáles son los hechos que interfieren o impiden la realización de esas intenciones. Un padre que estimula deja de hacer comentarios negativos acerca de su hijo, al presentarse el problema, este padre emplea métodos basados en el respeto hacia el niño, lo escucha, explora alternativas y aplica consecuencias naturales y lógicas. Si un niño le pide ayuda para llamar la atención o para liberarse de pensar o de trabajar por sí mismo, dígale que tiene confianza en él y en sus habilidades:”Tú fuiste capaza de hacer… antes, así en que puedes hacer esto ahora”.
Tenga fe en sus hijos para que ellos la tengan en sí mimos.
Pocos serán los niños con confianza en sí mismos si sus padres no confían en ellos. Debemos aprender a no darle importancia a los errores de nuestros hijos, y a comunicarles nuestra confianza en ellos. Debemos estar alertas para enseñarles los aspectos positivos de sus esfuerzos.
Resalte las contribuciones, habilidades y puntos fuertes
Para sentirse seguros, los niños deben considerarse útiles y saber que sus colaboraciones se toman en cuenta. Ayude a sus hijos a sentirse útiles reconociendo sus habilidades y sugiriéndoles la forma en que pueden emplearlas para contribuir al bienestar de la familia; un niño puede ganar un lugar en la familia mediante su colaboración con la misma.
Reconozca el esfuerzo y el progreso tanto como el resultado final
Cuando lo padres son muy exigentes (una mejor nota en matemáticas o el cuarto ordenado) algunos niños llegan a la conclusión de que son buenos sólo si alcanzan la perfección. El niño que tiene dificultades en matemáticas nunca las superará si sus padres ignoran su esfuerzo para mejorar. La estimulación implica expectativas razonables (paso a paso) y que aceptemos las faltas y los refuerzos del niño tanto como sus éxitos.
Estimule en vez de elogiar
Muchos padres confunden la estimulación con el elogio, no se dan cuenta que el elogio puede llegar a no ser una estimulación, a primera vista parecen ser lo mismo y por esto s porque ambos se centran en comportamientos positivos; para entender la diferencia más importante, consideramos el propósito y el efecto del elogio en contraposición con los de la estimulación. En efecto, el padre que elogia dice: Si haces algo que considero bueno tendrás el premio de ser reconocido por mí, el elogio es un intento de motivar al niño con premios.

En la familia las relaciones democráticas se desarrollan más eficazmente cuando todos los miembros tienen igual oportunidad para participar en el proceso de tomar decisiones, para que la reunión familiar tenga éxito se requiere esa condición. La reunión familiar consiste en el encuentro, regularmente programado de todos los miembros de la familia que quieran asistir a ella. Los puntos a tratar son: valores, deseos, aspiraciones, quejas, planes, varias preguntas y sugerencias. Es una oportunidad que tienen todos para ser escuchados sobre los distintos aspecto que surgen en el ambiente familiar. La reunión familiar brinda la oportunidad adecuada para planificar los momentos de recreación, compartir las buenas experiencias y los sentimientos positivos entre unos y otros.
La regularidad de esas reuniones promueve el desarrollo de la armonía familiar al ofrecer el tiempo adecuado para establecer normas, tomar decisiones, reconocer las cosas buenas que suceden y hacer notar las cualidades de cada uno de sus miembros. Algunos padres se oponen a la idea de reuniones regulares, diciendo “No las necesitamos”, o “Nuestra familia mantiene una reunión continua, discutimos cosas como ésas todo el tiempo”, sin embargo, nosotros insistimos en que se establezcan reuniones periódicas, con el objeto de que cada miembro se vaya comprometido a participar en los asuntos de interés familiar. La hora de la reunión debe de ser de ka conveniencia de todos.
Resumiendo: Las reuniones familiares propician oportunidades para:
• Ser escuchado
• Expresar sentimientos positivos acerca e unos y otros, dándose estímulos
• Distribuir los quehaceres de la casa en forma justa
• Solucionar los conflictos surgidos y ocuparse de problemas que se repiten
• Expresar las preocupaciones, sentimientos y quejas
• Planificar la recreación familiar

Pautas para la reunión familiar
1. Reunirse a una hora fija, de manera que los miembros tengan tiempo para hacer sus planes, y puedan pensar sobre los asuntos importantes ue deseen tratar.
2. Compartir las responsabilidades inherentes a la propia reunión, rotando la presencia de la misma. Uno de los padres puede tomar el primer turno como presidente, para servir de modelo en el procedimiento; entonces la familia pude organizar la forma de rotación de esa responsabilidad. El presidente original deberá ser una persona que crea en la igualdad de los derechos y en las relaciones democráticas.
3. Haga una minuta de cada reunión, así usted tendrá el historial de los asuntos, planes y decisiones tratados. Algunas familias encuentran e mucha ayuda el empleo de carteles recordatorios, para que los miembros puedan comprobar los acuerdos tomados.
4. Planifiquen juntos el tiempo que van a destinar a las reuniones. Estas no deberán de durar más de una hora si los niños son mayores, y serán sólo de 20 o 30 minutos si son pequeños. Manténgase dentro del plan, centrándose en el asunto a tratar.
5. Todos los miembros deben tener la oportunidad de hacer sugerencias sobre el asunto en discusión, tanto los padres como los niños participarán en las sugerencias. Si los niños aportan ideas adecuadas, los padres deberán abstenerse de añadir algo más.
6. Evite que las reuniones e conviertan en sesiones de quejas. Si éstas se hacen crónicas, establezcan la norma de que sólo serán oídas si el que las formula está deseoso de buscar una solución. Esto se logra preguntándole a la persona que trae el problema si quiere resolverlo o si sólo quiere quejarse.
7. Para decidir quiénes harán los quehaceres de la casa y por cuánto tiempo, padres e hijos continuamente harán analista de éstos, y luego decidirán cómo distribuirlos. Los padres pueden crear un clima de cooperación al ofrecerse como voluntarios para los quehaceres menos agradables; por supuesto que esto no puede continuar siendo así.
8. Cualquier acuerdo establecido en la reunión familiar debe estar vigente hasta la próxima reunión (generalmente es una vez a la semana). A veces los niños no cumplen sus acuerdos; cunado esto suceda, los padres pueden emplear consecuencias lógicas, y por supuesto, los padres deben ser los primeros en cumplir los suyos, dándoles siempre el buen ejemplo a sus hijos.
9. Cualquier queja sobre las decisiones tomadas en una reunión será presentada en la próxima reunión. Cuando alguien se queje durante la semana, la contestación debe ser “Presenta tu queja en la próxima reunión”, y ésta debe de ser una respuesta consistente.
10. Todos los miembros de la familia deben tener la oportunidad de traer asuntos que les resulten importantes a ellos. Si en las reuniones impera lo que los padres desean discutir, los niños perderán interés en ellas, o no se sentirán integrados a las mismas; mediante preguntas el guía puede estimular a los niños a sentirse parte del grupo.
11. Esté seguro de que las reuniones son algo más que sesiones para distribuir trabajo y resolver problemas. Si se limitaran a esto el interés se debilitaría. Estas reuniones familiares son para estimular y planificar recreación tanto para solucionar problemas. Algunas familias tiene una actividad recreativa al terminar la reunión, y así sienten que todo finaliza con una nota positiva.
Habilidades del guía
El guía eficaz mantiene en la reunión un ambiente agradable, tratando e llegar a soluciones placenteras para todo. Esto está basado en el respeto a la opinión ajena. Los siguientes lineamientos contribuirán a la eficacia de las reuniones:
1. Use el escuchar reflexivamente para ayudar a todos los miembros a sentirse comprometidos.
2. Use mensajes “yo” para expresar sus propios sentimientos y moderar así una comunicación franca, honesta y sincera para otros miembros de la familia.
3. Resalte los problemas reales, no se vaya por las ramas. si el asunto realmente es de poder, de control, o de privilegio personal, señálelo de manera amistosa.
4. Use el torbellino de ideas para identificar las soluciones posibles a los problemas en discusión; es una buena táctica. Invite a todos los miembros a pesar en todas las decisiones hasta que todas las ideas se hayan expresado. El método el torbellino de ideas permite a cada persona participar en todas las discusiones, y les da oportunidad a los miembros que tengan ideas opuestas para encontrar nuevas ideas que sean aceptables para todos,
5. Trabaje para lograr un consenso; el voto crea una atmósfera de competencia en la familia. Los perdedores pueden resistirse a llevar a cabo las decisiones de la mayoría.
6. Resuma y obtenga un compromiso. Durante la reunión, en el momento apropiado, aclare y resuma lo discutido y lo decidido; luego obtenga un compromiso.
7. Al comienzo de cada reunión invite a la familia evaluar las decisiones tomadas en la reunión anterior. La familia puede decidir entonces si mantener el acuerdo o si cambiarlo, no pase a otro punto sin concluir con éste.
Cuándo comenzar las reuniones familiares
Puede comenzar estas reuniones tan pronto como usted y su cónyuge tengan una comprensión clara de lo que se debe obtener en ellas, y tan pronto s sientan listos para funcionar como iguales entre ustedes mismos y con sus hijos. Los padres que hacen el papel de “autócratas-benevolentes” o el de “oponentes-pasivos” discutirán el progreso de la comunicación; debe de haber una decisión consciente para trabajar juntos. Los niños también deben de estar preparados para unirse a las discusiones, si usted inicia las reuniones antes de que la mayoría de los niños estén listos, sus probabilidades de éxito son escasas. ¿Cómo determinar cuándo los niños están listos? Aunque no ay manera de estar seguros, una regla aproximada es la de esperar hasta que usted haya tratado suficientes problemas con ellos, y sienta que están dispuestos a cooperar, luego evalué cómo responderán ellos a esta idea. La idea de tener reuniones familiares regulares podrá ser discutida con los niños individualmente o en grupo. Es esencial que ellos estén involucrados en decidir si hay o no hay reuniones. Esta decisión no debe ser tomada por los padres. Cuando los beneficios de las reuniones sean explicados claramente, por lo general, los niños se entusiasman. No es necesario esperar hasta que todos los miembros estén listos, basta con que la mayoría lo esté; aquellos que no asistan a las primeras reuniones podrán decidir unirse luego, sobre todo cuando vean que las decisiones tomadas por los demás los afectan a ellos.
Reuniones cuando sólo un padre está interesado
Si usted viene a las nuevas reuniones de este programa, usted se preguntará si sólo con uno e los padres se pueden comenzar las reuniones. Nosotros creemos que si ese padre informa brevemente al resto de la familia el propósito de la reunión, e invita a todos irá creciendo poco a poco. Si su cónyuge rehúsa participar, usted y los niños pueden tomar muchas decisiones entre ustedes mismos. Cuando su cónyuge vea los beneficios de las reuniones, probablemente decidirá integrarse a ellas.
Familias de un solo padre
Cuando en una familia hay un solo padre, (por separación, divorcio o viudez), también se puede obtener más cooperación de los niños estableciendo reuniones familiares. Como el propósito principal de estas reuniones es tomar decisiones que contribuyan a una vida mejor para todos los que vivan en una misma casa, en el caso de que un cónyuge haya abandonado el hogar, no se deben tratar temas relacionados con el ausente. (Si los niños están muy preocupados por se tema, su discusión debe ser llevada a cabo en otro momento, cuando el padre presente pueda aplicar el escuchar reflexivamente para ayudarlo a decidir cómo van a relacionarse con más eficacia con el padre ausente). El propósito e las reuniones familiares es el de tomar decisiones sobre los asuntos que afectan a los que viven bajo techo.
Iniciación de los niños pequeño en las reuniones familiares
Usted se preguntará a qué edad los niños pequeños pueden ser incluidos en las reuniones familiares. Creemos que tan pronto como puedan comunicarse ya están listos para esta experiencia. Haga las presentaciones de las reuniones muy breves y simples. No debe esperar que ellos participen en más de un asunto por reunión. A medida que la reuniones continúen y los niños maduren, podrá alargarlas y hacerlas más formales.
Cómo comenzar las reuniones familiares
Ahí muchas maneras de comenzar estas reuniones. A veces un comienzo formal es bien recibido por los niños, y así comprenderán la importancia de la empresa. La primera reunión debe ser de tipo exploratorio; los padres explican los propósitos y los procedimientos de las reuniones, y preguntan a los niños si les interesará participar en ellas; si ellos aceptan, el procedimiento a seguir para tener éxito, es el siguiente:
1. Lectura y discusión de la minuta e la reunión anterior.
2. Discusión de asuntos anteriores, evaluación e decisiones previas y discusión de asuntos no resueltos.
3. Discusión e asuntos nuevos. Es importante incluir planes para la recreación de la familia.
4. Haga un breve sumario de la reunión, revisando las decisiones tomadas y las obligaciones contraídas.
Si sus niños resienten las reuniones porque las encuentran muy formales, o porque enfatiza mucho los quehaceres a desempeñar, usted podrá escoger un enfoque más casual. Por ejemplo: podrá empezar por planear una actividad recreativa en una sesión informal, después de la cena. Puede decir: “¿Qué les parece si hacemos algo todos juntos el domingo?”. Después de que todos estén de acuerdo, decidirán la hora de salida, lo que cada uno debe preparar, etc. Cuando llegue el día del paseo, espere que los niños hayan hecho sus respectivas aportaciones, las responsabilidades que ellos mismos habían escogido; eje que todos experimenten las consecuencias que ese olvido acarrea.
Errores más comunes en las reuniones familiares
1. Esperar que todos los miembros de la familia estén de acuerdo en participar en las reuniones, en vez de empezar con los que lo deseen.
2. Comenzar tarde.
3. Hacer las reuniones muy largas.
4. Control de la reunión por una o más personas. (Generalmente por uno de los padres).
5. Demasiado énfasis en quejas y en censuras.
6. No llevar a cabo los acuerdos.
La reunión familiar puede ser un eslabón que refuerce los vínculos familiares. Aunque no puede ser una “curación total” para las “enfermedades” que existan en la familia, es indudable que tiene un potencial considerable. Es un elemento crucial en el desarrollo de las relaciones democráticas dentro de la familia.

Una manera de disciplinar a los niños es premiarlos cuando obedecen, y castigarlos cuando desobedecen. El método de premio y castigo es el método disciplinario en que la mayoría de los padres de hoy n día fueron educados, y tiene ciertas desventajas:
• Hace a los padres responsables por el comportamiento de sus hijos.
• Impide que los hijos aprendan a tomar sus propias decisiones y consecuentemente, impide que adopten reglas para un comportamiento eficaz.
• Sugiere que el comportamiento aceptable es esperado solamente en presencia de las figuras de autoridad.
• Invita a la resistencia al intentar a los niños a ser conformes.
Hay una alternativa para sustituir el método del premio y del castigo, se llama “Consecuencias naturales y lógicas”. Este método tiene ciertas ventajas sobre el premio y del castigo. Primero hace que los niños y no sus padres, sean responsables por su comportamiento.
Las consecuencias lógicas permiten al niño aprender de la realidad del orden social, esto es, reconocer los derechos mutuos y el respeto mutuo. En otras palabras, las consecuencias deben relacionarse con el comportamiento e una manera lógica. Existen varias diferencias principales entre las consecuencias lógicas y el castigo.
1. El castigo expresa el poder de la autoridad personal
2. El castigo es arbitrario o está apenas relacionado con la lógica de la situación
3. El castigo está personalizado e implica un juicio moral
4. El castigo tiene que ver con el comportamiento
5. El castigo amenaza al “ofensor” con falta de respeto o pérdida de amor: es humillante
6. El castigo exige obediencia
Además de las antedichas diferentes principales entre el castigo y las consecuencias lógicas, existen otras, sutiles, pero importantes diferencias, enojos, advertencias, amenazas, ruegos, pueden tomar una consecuencia en un castigo. Algunos padres se controlan verbalmente y no expresan su hostilidad con palabras, pero sin embargo, siguen comunicándola en forma no verbal… Estos padres “gritan con la boca cerrada”. El propósito de permitir que ocurran las consecuencias naturales y de diseñar consecuencias lógicas s estimular a los niños a tomar decisiones responsables, no para forzarlos a la sumisión, sino para que aprendan con sus propias decisiones. Esta forma de disciplina permite que el niño elija, y que entonces se responsabilice con su decisión, ya sea el resultado bueno o malo, la mayoría de los niños cuando se les permite tomar decisiones inadecuadas, aprenden de las consecuencias de éstas.
Principios básicos
Varios principios guían las aplicaciones de las consecuencias naturales y lógicas.
Comprender los objetivos, el comportamiento y las emociones del niño
Las consecuencias naturales son eficaces independientemente e los objetivos. Son el resultado de permitir que el niño experimente la realidad de la naturaleza: no requieren de la intervención del padre. Las consecuencias lógicas resultan de dejar que el niño experimente la realidad del mundo social, son generalmente lo más apropiado para comportamientos que tiene como objetivo llamar la atención, porque los conflictos con el niño que busca llamar la atención son menos intensos que los conflictos con el niño que busca poder o revancha, el niño cuyo objetivo es poder o revancha, ve las consecuencias lógicas como un castigo arbitrario.
Sea firme y cariñoso
La mayoría de los padres o son firmes o son cariñosos, pocos son ambas cosas a la vez, en tono de voz indica el deseo de ser cariñoso, mientras el hecho de que se cumpla la acción que usted indique muestra su firmeza, no interprete la firmeza como severidad o aspereza. La severidad tiene que ver con el niño, mientras que la firmeza está relacionada con usted, con sus propios comportamientos y sentimientos, es un término relacionado con el control del niño: la firmeza es una actitud hacia sus propias decisiones.
No trate de ser un “buen” padre
Absténgase de sobre proteger. Permita que el niño experimente las consecuencias de sus propias decisiones. Evite asumir las responsabilidades que lógicamente sean del niño.
Sea más consistente en sus acciones
Aunque ningún ser humano es totalmente consiste, el incrementar su consistencia, les deja saber a los niños lo que usted espera, de manera que ellos puedan tomar sus decisiones de acuerdo con eso.
Separe el hecho de quien lo hace
Su tono de voz y su comportamiento no verbal deben indicar que usted respeta al niño, aún cuando su comportamiento no sea socialmente aceptable.
Estimule independencia
Sus niños estarán mejor preparados para una adultez responsable y feliz si usted los deja ser independientes.
Evite el sentir lástima
Muchos padres protegen a sus hijos de las responsabilidades porque sienten lástima por ellos, el sentir lastima es una actitud muy dañina. Indica que el niño de alguna manera: tiene defectos, y que no puede resolver sus problemas. La sobreprotección pude servir para que un padre inseguro se sienta fuerte, pero lo hace a expensas del niño; sentir lastima no es lo mismo que comprender espiritualmente. La comprensión promueve fortaleza, mientras que la lástima promueve debilidad.
Rehúse preocuparse demasiado por el “qué dirán”
Muchos padres vacilan si deben permitir a los niños aceptar las consecuencias de su comportamiento, porque temen la desaprobación de sus propios padres, suegros, amigos, vecinos o maestros. Los padres intimidados por el “que dirán” pueden animarse aceptando el hecho que los niños son seres independientes, que deben aprender a decidir cómo comportarse y que el comportamiento de los niños no refleja necesariamente a los padres como personas.
Reconozca de quién es el problema
Los padres asumen la propiedad de muchos problemas que en realidad son los niños. Para que usted salga de este dilema, defina el problema, decida de quién es, y actúe de acuerdo con los resultados obtenidos.
Hable menos y actúe más
Muchos padres no logran ser eficaces por hablar demasiado. El niño fácilmente adquiere “sordera al padre”. Hable con los niños en términos amistosos y ellos estarán dispuestos a escucharlos. Cuando use consecuencias lógicas hable lo menos posible a medida que actúa.
Rehúse a pelear o rendirse
Fije límites y permita que el niño decida como responder a éstos. Esté dispuesto a aceptar la decisión el niño, usted no tiene que “ganar”, no está en un concurso. Su objetivo es ayudar al niño a ser responsable por su propio comportamiento.
Deje que los niños compartan la responsabilidad
Cuando ocurre un incidente en un grupo de niños, no trate de encontrar al culpable, el hacerlo sólo aumenta la rivalidad entre ellos; deje que todos compartan la responsabilidad, deje que los niños decidan cómo resolver el problema. No escuche los chismes.

Uno de los medios más importantes para mejorar las relaciones entre padres e hijos es la estimulación. La estimulación es el proceso mediante el cual usted enfoca las cualidades y potencialidades en sus hijos para ayudarlos a desarrollar confianza en sí mismos y la autoestima. Los padre que estimulan a sus hijos los ayudan a aprender de sus errores y a aceptarlos. En familias autocráticas los niños adquieren el sentido de su propio valor aceptando premios y castigo de aquellos que están en posición de poder. Crecen bajo la influencia de la estimulación.
Ayudar a sus hijos a construir sus sentimientos de autoestimación puede exigir que usted cambie su estilo de comunicación usual y sus patrones de comportamiento. En lugar de enfocar los errores de los niños, señale todo aquello que ellos hacen bien, y que a usted le produce satisfacción y agrado.
A menudo en las relaciones cotidianas con nuestros hijos, nuestros ideales no coinciden con nuestras honestas intenciones, y hay razones para ello; en general, nos desanimamos de nosotros mismos y desanimamos a lo hijos.

Los padres que deciden convertirse en personas más estimulantes deberán primero, eliminar las siguientes actitudes y reacciones:

1. Expectativas negativas
Las fuerzas más poderosas en las relaciones humanas son las expectativas. Ellas se comunican a través de las palabras y de los gestos. Los niños sienten interiormente las expectativas de los adultos, esto es, las hacen suyas. Por ejemplo, cuando creemos que un niño no va a tener éxito en una tarea difícil, de una u otra manea se lo comunicamos. Entonces el niño comienza a dudar de sus habilidades y se comporta de la manera que esperábamos: fracasa.

2. Objetivos desproporcionados por ser demasiado altos
Establecemos objetivos que es imposible que nuestros hijos alcancen: esperamos que sus dormitorios estén muy ordenados y limpios: que cada cabello de su cabeza esté en su sitio: deben hacer bien todos los esfuerzos que son muy importantes para nosotros: las tareas escolares, las clases de piano, el coro, el fútbol, etc. Siempre decimos que esperamos que estén mejor la próxima vez, y les hacemos saber que, por bien que hayan estado, nunca lo han hecho también como pudo haber sido. Esperamos que hagan las cosas por encima de sus edades y de sus capacidades.

3. Incitación a la competencia entre hermanos
Usualmente no nos damos cuenta de que incitamos la competencia entre nuestros hijos. Elogiamos al que tiene éxito, mientras ignoramos o censuramos al que no lo tiene. Las comparaciones pueden ser expresadas en forma no verbal: un gesto, una expresión facial, pueden dar inicio a la competencia en forma tan efectiva como un comentario abierto, la competencia entre hermanos afecta sus habilidades y sus potencialidades, así como sus deficiencias. Con frecuencia un hijo se hace bueno en algo que su hermano no puede hacer bien. Este mismo hijo puede decidir no tratar de hacer las cosas que otro hermano hace bien, por el miedo a no tener éxito. En efecto como los niños están compitiendo, a menudo ocurre un cambio definitivo; a medida que usted trabaja en la estimulación de todos sus hijos, disminuirá la competencia entre ellos, se volverán más cooperativos y menos propensos a lograr un puesto a expensas de otro.

4. Demasiada ambición

Los padres con demasiada ambición desean ser los mejores padres del mundo. Para lograr esto, insisten en que sus hijos sean excelentes. Esta actitud puede influir para que los hijos traten de no hacer nada a menos que estén seguros del éxito, y de que lo harán perfectamente. Evitarán aquellas tareas en las que vean un posible fracaso. En los hogares donde padres e hijos son demasiados ambiciosos, no existe el coraje de ser imperfecto. Po otro lado, algunos padres se preocupan cuando los niños participan solamente si pueden ser los mejores, estos padres pueden desear exteriormente que los niños no tuviesen esta actitud, pero, sin embargo, hacen comentarios como: “podrías hacerlo mejor si lo quisieras” o “sigue tratando”. Esto comentarios implican que valorizan a sus niños solamente cuando tienen éxito; de este modo, los padres ambiciosos están comunicando implícitamente a su hijo que no es lo suficientemente bueno.

5. Comportamiento Inconsistente
Muchos padres creen que pueden tener derechos y privilegios que a su vez niegan a sus hijos, la madre les ordena que recojan sus pertenencias de la sala, pero ella ha dejado los papeles de su trabajo regados en ese lugar. El padre se queja de que trabaja mucho por él día y que no deben pedirle que colabore en los que haceres de la casa, pero exige que los hijos lo hagan después de venir del colegio.
Los niños reconocen los deberes y privilegios socialmente establecidos, tales como cierta edad para conducir el automóvil, pero cuando los padres se conceden derechos y privilegios que les niegan a sus hijos, esto les indica que ellos son subestimados en la familia.

Los padres que desean superar estas actitudes poco estimulantes, deben tener la suficiente voluntad para obligarse a seguir las siguientes actitudes:

• Aceptar a sus hijos tal y como ellos son, no como pudieran ser
Si queremos que nuestros hijos se aprecien a sí mismos como personas valiosas, debemos aceptarlos sinceramente tal y como ellos son, con todas sus imperfecciones; muchos padres creen que la manera de ayudarnos a mejorar, es fijándose en sus errores. Estamos convencidos de que estimamos a nuestros hijos y a veces se lo decimos, pero a menudo nuestros actos contradicen nuestras palabras. Les decimos que son una maravilla y luego, cuando no llenan nuestras expectativas, les manifestamos insatisfacción, debemos aprender a separar el hecho de quien lo hace. Los hijos no siempre se desenvuelven de la manera que nos gustaría.

• Ignorar los chismes
El prestar atención a los chismes tiene un efecto muy desalentador en los niños, ellos se valen de los chismes para aparentar ser buenos o para vengarse. Los chismosos llevan a cabo sus propósitos empleando su última arma: los padres; triunfan cuando el culpable es descubierto. Cuando los padres permiten que se les utilice en esta forma, están invitando a la “victima” a que use el mismo procedimiento la próxima vez.
Algunos padres se oponen a poner corto a la chismografía, tienen miedo a que sus hijos no les cuenten nada cuando alguien haga algo peligroso o dañino, los niños saben la diferencia entre el chisme y la información que se da a lo padres cuando alguien hace algo dañino o peligroso. Si el niño está involucrado en algo peligroso, recuerde este principio: ocúpese de la situación y no del ofensor.

• Sea positivo
Después que los padres reconocen cómo ciertas creencias y actitudes encubren las intenciones de estimular a sus hijos, también deben estar alertas sobre cuáles son los hechos que interfieren o impiden la realización de esas intenciones. Un padre que estimula deja de hacer comentarios negativos acerca de su hijo, al presentarse el problema, este padre emplea métodos basados en el respeto hacia el niño, lo escucha, explora alternativas y aplica consecuencias naturales y lógicas. Si un niño le pide ayuda para llamar la atención o para liberarse de pensar o de trabajar por sí mismo, dígale que tiene confianza en él y en sus habilidades:”Tú fuiste capaza de hacer… antes, así que puedes hacer esto ahora”.

• Tenga fe en sus hijos para que ellos la tengan en sí mimos.
Pocos serán los niños con confianza en sí mismos si sus padres no confían en ellos. Debemos aprender a no darle importancia a los errores de nuestros hijos, y a comunicarles nuestra confianza en ellos. Debemos estar alertas para enseñarles los aspectos positivos de sus esfuerzos.

• Resalte las contribuciones, habilidades y puntos fuertes
Para sentirse seguros, los niños deben considerarse útiles y saber que sus colaboraciones se toman en cuenta. Ayude a sus hijos a sentirse útiles reconociendo sus habilidades y sugiriéndoles la forma en que pueden emplearlas para contribuir al bienestar de la familia; un niño puede ganar un lugar en la familia mediante su colaboración con la misma.

• Reconozca el esfuerzo y el progreso tanto como el resultado final
Cuando lo padres son muy exigentes (una mejor nota en matemáticas o el cuarto ordenado) algunos niños llegan a la conclusión de que son buenos sólo si alcanzan la perfección. El niño que tiene dificultades en matemáticas nunca las superará si sus padres ignoran su esfuerzo para mejorar. La estimulación implica expectativas razonables (paso a paso) y que aceptemos las faltas y los refuerzos del niño tanto como sus éxitos.

• Estimule en vez de elogiar
Muchos padres confunden la estimulación con el elogio, no se dan cuenta que el elogio puede llegar a no ser una estimulación, a primera vista parecen ser lo mismo y por esto es porque ambos se centran en comportamientos positivos; para entender la diferencia más importante, consideramos el propósito y el efecto del elogio en contraposición con los de la estimulación. En efecto, el padre que elogia dice: Si haces algo que considero bueno tendrás el premio de ser reconocido por mí, el elogio es un intento de motivar al niño con premios (Dinkemeyer, 1981).

Se consideran tres temas: las emociones, el estilo de vida y el “buen” padre. Cada uno de estos temas enrriquecerá su comprensión sobre las relaciones entre usted y su hijo.

• Las emociones
Las emociones son un aspecto importante de nuestro modo de ser. Lo que sabemos con respecto a la motivación de los seres humanos: que todo comportamiento, inclusive el comportamiento inadecuado sirve a un propósito. Nuestras emociones también se basan en nuestras creencias y en nuestros propósitos; sentimos como creemos, como pensamos. Si pensamos que las personas son amigables y confiables desarrollamos sentimientos positivos para acercarnos a ellas.
Lo niños aprenden a utilizar sus emociones para alcanzar uno o más de los cuatro objetivos. Por ejemplo: considere al niño que ha descubierto el poder que existe detrás de las lágrimas: podrá usar las lágrimas para lograr que se haga lo que él quiere, como una excusa para no enfrentarse a la realidad. Sus padres se sienten culpables y tratan de enmendar lo que creen sus propios errores: sin embargo, recuerde que los niños no siempre están concientes de sus propósitos.
Una vez que los padres reconocen cómo los niños pueden utilizar sus emociones para manipularlos, se encuentran en mejor posición para influir sobre sus hijos. Pueden salir el círculo vicioso, no reaccionando cuando ven que los niños tratan de usar sus emociones para manipularlos. Todos sabemos que el responsabilizarnos de nuestros propios sentimientos es un paso necesario para crecer.

• El estilo de vida
En los primeros días de nuestras vidas desarrollamos opiniones sobre quiénes somos, quiénes son y qué son las personas, qué es importante en la vida, y cómo debemos funcionar para poder “pertenecer”. Vivimos de acuerdo con nuestras opiniones, ellas caracterizan nuestro estilo de vida.
Es importante comprender los factores que contribuyen a la formación del estilo de vida de nuestros hijos. Una vez que estemos conscientes de estos componentes, nos encontraremos en mejor posición para influir positivamente sobre ellos.

Son cuatro los factores principales que influyen en la formación del estilo de vida de nuestros hijos, al igual que influyeron en el nuestro, y esos factores son: La atmósfera familiar y sus valores, el sexo, la constelación familiar y los métodos de educación.

La atmósfera familiar y sus valores
Es el patrón de relaciones humanas fijado por los padres. La atmósfera familiar oscila de una actitud competitiva a una cooperativa, de la amigable a la hostil, de la autocrática a la permisiva, de la ordenada a la caótica. La atmósfera familiar le ofrece a los hijos un modelo de relaciones humanas.
Los valores familiares a menudo explican las similitudes entre los niños. Si los padres o los hijos tienen disposiciones atléticas, musicales o académicas, estos intereses pueden volverse valores familiares.
Los miembros de una familia pueden reconocer fácilmente algunos de sus valores mientras otros pertenecen ignorados. El dinero, la acumulación de bienes, el trabajo duro y la educación, son valores fácilmente reconocibles; la eficacia, la fortaleza, el control personal, el ser persuasivo, el ser honesto, son valores que a menudo no se aprecian. Los niños no pueden permanecer neutrales ante los valores de su familia, cada uno debe decidir cómo responder ante ellos.
Tampoco es necesario que ambos padres estén de acuerdo con respecto a una opinión antes de que ésta se vuelva un valor familiar. En una familia con opiniones divididas, cada niño debe decidir cuáles ideas aceptar y cuáles rechazar.

El papel del sexo
El papel del sexo que los padres juegan, es una guía para sus hijos. Los niños creen que los hombres deben ser como su padre, y que las mujeres deber ser como madre. Basan sus actitudes hacia su propio sexo o hacia el sexo opuesto, en lo que han observado en sus padres. Pueden aceptar o rechazar los modelos que los padres les prestan.

La constelación familiar
La posición psicológica de un niño en una familia, a menudo está relacionada con la situación que el niño ocupa entre sus hermanos: primogénito, segundo, tercero, hijo menor, hijo único, etc.
Cada niño tiene una posición diferente en la familia y percibe todos los sucesos desde su punto de vista, por lo tanto la atmósfera familiar explica las similitudes en sus rasgos, y la constelación familiar influye en las diferencias entre los niños. El hijo mayor ve las cosas de una manera diferente a como las ve el hijo mejor.
La competencia entre hermanos influye significativamente en el desarrollo de la personalidad. Como resultado de la competencia, donde un niño tiene éxito, otro se desanima. Generalmente un niño está más fuertemente influenciado por el hermano que más se diferencia de él. La intensa competencia entre hermanos influye en la formación de la personalidad.
Al estudiar su propia familia observe la posición de cada niño. Algunos hijos primogénitos no pueden soportar las exigencias de su posición algunos hijos menores no aceptan ser los “bebes”.
La posición de los niños en la familia generalmente puede ser descrita de acuerdo con las siguientes características:
El primogénito: es por un tiempo un hijo único. Recibe una atención considerable, pero luego, allegar el segundo hijo, repentinamente es destronado. El niño sigue queriendo ser el primero, y lucha por mantener esa posición. Cuando ve que no puede mantener su supremacía a través de un comportamiento positivo, tratará de ser reconocido de alguna otra manera.
El segundo hijo siempre está confrontando con alguien que lo precede. Este niño puede sentirse inadecuado porque es incapaz de mantenerse a la altura de su hermano mayor. Puede tratar de lograr un lugar especial volviéndose más de lo que su hermano mayor es o no es, volviéndose más agresivo o más pasivo, más dependiente o más independiente, más social o más autosuficiente.
Si nace un tercer hijo, el segundo tiene una posición intermedia. El hijo del medio frecuentemente se siente excluido, privado de los derechos y privilegios que tienen el mayor y el menor. El hijo del medio puede llegar a pensar que la vida es injusta, o puede decidir superar la posición de “desventaja”. Este niño tiende a preocuparse mucho por la justicia y por la adhesión a las reglas.
Es importante reconocer que estas posiciones en la constelación familiar, solamente influyen en el desarrollo de la personalidad del individuo, pero No la determinan directamente. Cada individuo toma sus propias decisiones.

Métodos de educación
Nuestra propia educación influye en nuestro comportamiento actual como padres. Por ejemplo: si nos han educado en la creencia de que debemos “ser los mejores”, podemos sin darnos cuenta, empujar a nuestros hijos. Si creemos que las cosas deben hacerse a nuestra manera, tratemos de forzar a nuestros hijos a que las hagan de ese modo, nuestra educación no siempre da los resultados que nosotros esperamos, es el niño, él que decide cómo debe responder.
En respuesta a estas cuatro influencias principales: los niños desarrollan sus convicciones y objetivos a largo plazo. Si pueden satisfacer sus objetivos inmediatos a través de actos constructivos, se vuelven colaboradores.

• El “buen” padre
“Buenos” padres, son aquellos que están tan dedicados a sus hijos que creen que deben hacerlo todo por ellos. Los buenos padres generalmente tienen buenas intenciones, su comportamiento les roba a sus hijos la autoconfianza y la independencia, creyendo que el comportamiento de los niños refleja su competencia como padres. Preocupados por su propia imagen en la comunidad, asumen las responsabilidades de sus hijos para que “salgan bien”. Hacen esto, en lugar de respetar a los hijos, y permitir que aprendan por experiencia propia. Los compadecen y protegen de todas las consecuencias que puedan sufrir. Una sociedad que se preocupa demasiado por los errores es experta en desanimar a sus miembros. Si creemos en un acercamiento democrático y buscamos tratar a nuestros hijos como iguales, debemos permitirles que tomen decisiones y que experimenten las consecuencias de las mismas, también debemos confiar en la capacidad de nuestros hijos de aprender a través de las consecuencias de las decisiones tomadas.

Los “buenos” padres les niegan a sus hijos la oportunidad de aprender el concepto de respeto mutuo, cada vez que los padres controlan, sobreprotegen o compadecen a los hijos, están violando el respeto que les deben a ellos; y cada vez que los padres permiten que los hijos “los pisoteen”, están violando el respeto que los hijos les deben a sus padres; y con ello, están violando el respeto a sí mismo. En cada uno de esos casos están descuidando el entrenamiento en sus hijos para que aprendan a respetar los derechos de los demás.
Para enseñarle a un niño el respeto mutuo los padres deben ser firmes, sin ser dominantes; esto implica que deben ser firmes con sus propios derechos y al mismo tiempo obligarse a no privar a los niños de los suyos (Dinkemeyer, 1981).

Aunque los niños pasan por ciertas etapas de reacciones; esto no debe ser usado para aceptar un comportamiento inadecuado, la experiencia muestra que hay muchas excepciones a estas reglas y que los niños no colaboradores no siempre abandonan esas actitudes al crecer. Probablemente ellos estan en el proceso de establecer un modelo de comportamiento.
Se han llegado a aceptar como normales comportamientos molestos, poco cooperativos y rebeldes, en la creencia de que no podemos hacer nada al respecto.
El problema reside en nuestra falta de comprensión del comportamiento humano y en que creemos que no tenemos poder para influir sobre nuestros hijos y hacer que se porten de una manera más colaboradora.
Es necesario reconocer que el comportamiento inadecuado de nuestros hijos no es el resultado, de una edad, ni de una etapa. Aquellos padres que saben diferenciar el comportamiento adecuado del inadecuado se encuentran en una posición más favorable para influir sobre sus hijos y educarlos mejor.
La mejor manera de entender el comportamiento es observando sus consecuencias esto nos hará padres más eficaces.
Los niños que se portan mal son niños frustrados, desalentados. No creen que pueden pertenecer al seno familiar portandose de una manera positiva, por lo tanto buscan pertenencer al grupo con un comportamiento inadecuado. El comportamiento inadecuado le reporta un beneficio al niño. Cualquier padre puede aprender a descubrir el objetivo de la conducta inadecuada de su hijo utilizando dos técnicas:
• Observe su propia reacción ante el comportamiento inadecuado, lo que usted sienta le señalará el objetivo del niño.
• Observe la respuesta del niño a sus intentos de corrección.
Objetivos del comportamiento Inadecuado
Atención
El primer objetivo del comportamiento inadecuado es la ATENCIÓN un deseo universal en los niños pequeños. que prefieren obtener atención de manera positiva, siendo útiles, pero, si no lo logran así, la buscan de forma negativa. Aquellos niños que creen que solo pueden “pertenecer” si se les presta atención. Prefieren, en todo caso, obtenerla en forma negativa a ser ignorados.
Si simplemente estamos “molestos” y corregimos al niño con advertencias, o con ruegos, el niño a recibido la atención deseada. Si, al observarlo, el niño responde dejando temporalmente de portarse inadecuadamente, se ha satisfecho su deseo de llamar la atención. Mas tarde probablemente repetira su acción o hará alguna otra cosa para de nuevo llamar la atención.
Para ayudar a estos niños buscadores de atención debemos cambiar nuestras respuestas y nuestras reacciones y mostrarles que pueden ser considerados o tomados en cuenta a través de sus contribuciones útiles al bienestar, debemos centrar nuestra atención en su comportamiento, ignorando su comportamiento inadecuado o bien atendiendo en alguna forma no esperada por el niño.

No se debe prestar atención al niño cuando éste la pide o la demanda, ni siquiera cuando la exige con acciones positivas. Pues esto refuerza un deseo impropio de llamar la atención. Los niños facilmente llegan a creer que si no son el “centro de atención” no significan nada en la familia. No “pertenecen”
El mejor momento de prestarle atención a un niño es cuando el no lo espera, enfatizando así el hecho de dar en lugar de recibir.
Poder
Este es el segundo de los cuatro objetivos mencionados del comportamiento inadecuado. El niño que busca poder solo se siente importante cuando considera que él es el jefe, trata de hacer solamente lo que quiere, cuando un niño es desafiante, los padres se sienten molestos y provocados.
Los intentos para corregir a este niño generalmente no son muy satisfactorios. Él desafia a sus padres y continua su comportamiento inaceptable, o cesa temporalmente para continuarlo despues con mayor intensidad. En estas luchas de poder los niños harán lo que se les dice pero no en la forma que los padres le dicen que sea hecho. A esto lo llamamos “complacencia desafiante”. Como regla general al tratar a estos niños que buscan poder; los adultos deben controlarse, no ponerse bravos y retirarse a tiempo de una probable “lucha por el poder”.
Utilizar las tácticas de poder para oponerse a la postura arrogante del niño, sólo lo impresionará por el valor del poder y aumentará su deseo de lograr ese poder para él mismo. Si la lucha por el poder continua y el niño llega a sentir que no puede derrotar a los padres puede tratar de cambiar su deseo de poder y perseguir el tercer objetivo: la revancha.
Revancha
Este es el tercer objetivo del comportamiento inadecuado. Los niños que persiguen el deseo de revancha estan convencidos, que no son dignos de ser queridos. Se sienten importantes sólo cuando pueden molestar a otros, tanto como creen haber sido ellos molestados. Piensan que ocupan un lugar importante siendo crueles y siendo rechazados por otros. Los padres de los niños que buscan revancha se sienten profundamente heridos y a su vez desean el desquite. El niño responde a ese contraataque, bien sea intensificado el comportamiento inadecuado o escogiendo alguna otra arma, es decir, asumiedo otra actitud, estos padres necesitan comprender que la actitud revanchista del niño no es “causada” por los padres si no que tiene su origen en un sentimiento de desaliento del niño.
Para comenzar a ayudar a estos niños, los padres deben tener cuidado de no ser ellos mismos revanchistas. Aunque esto es muy dificil, deben tratar de mejorar sus relaciones con el niño manteniendose calmados y mostrando buena voluntad. Si ésta “guerra de revanchas” continua entre padres he hijo y el hijo se siente derrotado, pudiera abandonar ese tipo de conducta y buscar ser excusado mostrando una “actitud de insuficiencia”.
Demostración de insuficiencia
Este es el cuarto y ultimo objetivo del comportamiento inadecuado. Los niños que muestran insuficiencia o incapacidad, estan extremadamente “descorazonados”. Habiendo ya perdido las esperanzas de tener éxito por otros medios, tratan de que nadie espere nada de ellos. Esta rendición puede ser total, o sólo en aquellas situaciones en las que los niños piensan que no pueden tener éxito.
Los padres sabran si un niño persigue el objetivo de mostrar insuficiencia, si ellos también se sienten desesperados y quieren rendirse o en otras palabras si ellos también quieren darse por vencidos. El niño responde pasivamente o simplemente no responde a nada que los padres hagan, “el niño no mejora”.
Para ayudar a un niño que se siente incomprendido o insuficiente, los padres deben eliminar toda censura y enfocar sus comentarios sobre las buenas cualidades y sobre las potencialidades del niño. Los padres deben estimular cualquier esfuerzo hecho por el niño para mejorar, no importa cuan pequeño parezca.
Recuerde que todo comportamiento inadecuado inclusive la busqueda inadecuada de atención, se debe a que el niño se encuentra desanimado. El niño no tiene el valor de comportarse de una manera contructiva. Un niño no actua inadecuadamente a menos que sienta que esta perdiendo lugar. Cualquiera que sea el objetivo del comportamientop inadecuado el niño lo manifiesta por que cree que solamente asi podra ocupar un lugar en el grupo. Habra ocaciones en las cuales el niño cambie su objetivo, dependiendo esto de cómo interprete la situación. También podrá darse el caso de que el niño emplee el mismo comportamiento inadecuado para diferentes objetivos, o que se comporte de manera diferente para el mismo objetivo. Solo podremos descubrir el objetivo si observamos los resultados. Una vez descubierto el objetivo estamos ya en posición de poder ayudarlo.
Aunque a menudo estan consientes de las consecuencias de su comportamiento inadecuado generalmente los niños no estan consientes de sus objetivos.
Por ahora debe de quedar bien claro que el comportamiento y las intensiones del niño hacia nosotros cambiaran solamente si nosotros cambiamos nuestra actitud. Aunque nosotros no causamos el comportamiento inadecuado del niño, podemos reforzarlo y estimularlo, por consiguiente debemos concentrarnos en cambiar nuestro propio comportamiento si queremos que el niño cambie el suyo.
Elementos básicos para construir relaciones positivas.
Ninguna tecnica de entrenamiento infantil sera eficaz, a menos que usted desee tomar el tiempo necesario y hacer el esfuerzo indispensable para crear una relacion positiva con su hijo.
• Respeto Mutuo
Los padres a menudo se quejan de que sus hijos no los respetan. Parecen no darse cuenta que el respeto debe ser ganado, que proviene del hecho de respetar a otros. Fastidiar, pegar, gritar, hablar con aire de superioridad, hacer cosas por los niños que ellos pueden hacer por si mismos, vivir con una doble modalidad o sea, inconsistencia en el actuar, etc. Todo esto muestra falta de respeto.
Para establecer el respetuo mutuo debemos empezar por mostrar respeto con nuestros hijos. Una buena manera de comenzar es minimizando las críticas negativas. Hable con sus hijos cuando reyne una atmosfera familiar amigable.
• Dedicación de tiempo para diversiones
El elemento importante al pasar tiempo juntos es calidad y no cantidad una hora de relaciones positivas vale mucho mas que varias horas de situaciones conflictivas, sugerimos que usted tome tiempo para divertirse; pase cierto rato del día con cada uno de sus hijos. La hora de acostarse es considerada por muchos el momento mas agradable para pasarlo junto a los hijos,lo mas importante es que usted y sus hijos planifiquen juntos como pasar ese rato cada hijo sabra que tendra un momento especial para pasarlo con usted, si otro niño interfiere simplemente se le dice ¨este es el rato que tu hermano y yo pasamos juntos, tu y yo estaremos juntos a la hora convenida¨.
Adicionalmente a estos ratos con cada uno de los hijos, la familia deberá divertirse junta por lo menos una vez a la semana.
• Estimulación:
Debemos creer en nuestros hijos si queremos que ellos creean en si mismos. Los niños necesitan ser estimulados frecuentemente para sentirse bien. Una relacion de cooperacion depende mucho de cómo los niños se sienten acerca de ellos mismos y de cómo se sienten acerca de usted.
• Demostración de amor
¿Cuán a menudo les dice usted a sus hijos, a través de palabras o de acciones, que los quiere mucho? Para sentirse seguro, cada niño debe tener por lo menos una persona significativa para él, a quien querer y que lo quiera. Es extremadamente importante decirles a sus hijos que usted los quiere, especialmente cuando ellos no esperan ese comentario, así como hacerles manifestaciones no verbales tales como caricias, cariños, besos, palmaditas en la espalda, abrazos, pasarle la mano por la cabeza, guiñarles un ojo, etc. Usted debe comprender que el amor tambien se demuestra en cualquier tipo de relacion con sus hijos, a traves de su actitud de respetuo mutuo y permitiendoles desarollar responsabilidad y cierta independencia (Dinkemeyer, 1981).

La comunicación entre padres y maestros repercute en el rendimiento escolar de los niños, lo cual esta comprobado por investigaciones a nivel internacional, la mejor manera de comunicarse es mediante la colaboración de ambas partes.
Para el maestro, los padres son el recurso educativo más importante, despues de su alumno.
La ausencia del tutor es un vacio que no se puede llenar; el maestro debe hacer del padre de familia un aliado y no anularlo y menos tenerlo como adversario.
¿Qué padres no quieren hijos exitosos y responsables?
El que se cumpla este deseo depende en buena parte de los padres, la colaboración de éstos hacia la escuela hoy es común, ya que esta relación es esencial para el aprendizaje de sus hijos. Se acabaron los tiempos en los que soló se presentaban a la escuela cuando habia un reporte de por medio.
¿Qué hacer?
Es bueno que los tutores conozcan lo planes de estudio; los maestros aprecian saber que los padres estan preocupados por el progreso de sus niños. Los docentes pueden reconocer el ambiente que vive el niño en casa, y si es propicio para desarrolar el potencial del menor, además de conocer los métodos motivadores por parte de los papás.
Una buena oportunidad para el acercamiento es la participación de los padres en las actividades del salón y de la escuela.
Es necesario que los padres logren una adecuada motivación en el alumno, no es exajerado decir que, cuando se dedica el tiempo necesario al menor, éste mejora notablemente su desempeño escolar al saberse amado; al grado que los maestros notan alto rendimiento.
Busque espacios en los cuales pueda convivir con sus pequeños, ayúdeles a buscar en libros o internet las respuestas a sus tareas y muestrele su afecto con palabras gratificantes que lo estimulen.
Como se puede apreciar la tarea de educación es un triangulo participativo en el que los pádres forman parte esencial.
Lo antes mencionado se respalda en una diversidad de investigaciones realizadas entre las cuales estan:
El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2003), sostiene que, para la mejora de la calidad de la educación es indispensable lograr una interacción efectiva entre los padres de familia, y los docentes.
Wedman y Demo (1997), reportaron que la supervición de los padres en las tareas escolares y el nivel de realización de las mismas era un factor importante en el desempeño escolar.
González, Corral, Frías y Miranda(1998), asociaron el afecto de los padres, el tiempo de dedicación a sus hijos y el interés por conocer a sus maestros, con la alta autoestima del hijo, la cual a su vez, estimula el esfuerzo escolar.


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